«CARTA A UNA SEÑORITA EN PARÍS»

«Carta a una señorita en París» es el segundo cuento del libro Bestiario de Julio Cortázar. Pertenece a la primera etapa literaria del escritor, la cual se caracteriza por un lenguaje limpio y de frases cortas, a diferencia de sus obras posteriores. El cuento comienza con una carta para Ándree que se encuentra en París y le ha prestado el departamento en Buenos Aires a un hombre (el cual desconocemos el nombre); durante la estancia en dicho departamento el narrador comienza a vomitar conejitos, mismos que destruyen el departamento que estaba perfectamente ordenado. En el cuento cortazariano “Carta a una señorita en París”, se revela esta intensidad de manera muy eficaz: el protagonista vive un período muy intenso en el departamento de su amiga. Los hechos se suceden muy rápidamente y desesperan al protagonista. Los días y las noches pasan muy rápidamente y al final el protagonista no ve otra posibilidad que suicidarse.
El cuento está dividido en dos partes, ya que al final se puede observar que ha escrito en diferentes días. Lo fantástico del cuento consiste en vomitar conejitos, pero Cortázar los añade con un método tan cotidiano, lo vemos con la frase de:
“De cuando en cuando se me ocurre vomitar un conejito. No es razón para no vivir en cualquier casa, no es razón para que uno tenga que avergonzarse y estar aislado y andar callándose”
Se manifiesta de manera muy clara esta ambigüedad en las palabras del protagonista: hay algunas frases que están llenas de contradicciones. El primer ejemplo se encuentra en la primera página del cuento: “Ah, querida Andrée, qué difícil oponerse, aun aceptándolo con entera sumisión del propio ser, al orden minucioso que una mujer instaura en su liviana residencia” El tema principal es en primer lugar el disgusto por estar en el departamento, esto lo vemos al principio del cuento con la frase: Andrée, yo no quería venirme a vivir a su departamento de la calle Suipachaesto, nos hace notar que había un conflicto interno desde este personaje que es nuestro narrador
En la carta que escribe el protagonista, hay algunas referencias al acto de escribir cartas. El autor refiere a sus propias palabras y a la posible interpretación de sus palabras. Como ya lo hemos visto en la parte sobre la ambigüedad, se puede interpretar el texto de diferentes modos. No sólo tiene como consecuencia que Andrée sea muy confusa al leer la carta, sino también el lector quien lee el cuento. Hay una duda constante en las palabras del autor. Con este acto del autor reflexivo, quiere llamar la atención sobre el valor de verdad que prestamos a sus palabras.
El signo más significativo son los conejos, ellos aparecen como alter ego del protagonista, capaces de hacer lo que él no se atreve, de oponerse al orden establecido. Y quizás es esta lucha entre el protagonista y su otro yo, lo que lo conduce a la muerte. Casi imperceptiblemente, el relato pasa de los hechos pasados a un hecho futuro que aparece apenas esbozado, aunque ya lo había insinuado levemente cuando afirma que no enviará a París la carta, sino que la dejará en el departamento para que la señorita la lea al retornar a Buenos Aires. Queda pues anunciada la intención del protagonista, de arrojarse desde el balcón, junto con los once conejitos. Además, cabe mencionar que los conejos tienen una significación a lo largo de la literatura y las tradiciones y costumbres, en todas las Tradiciones como se ha visto está asociado con el astro de la noche pues este animal duerme de día y despierta en las horas nocturnas. Estos animales están ligados a la exuberancia, abundancia y multiplicación de los seres y los bienes y por lo mismo también tienen la condena de la concupiscencia, charlatanería y mistificación, que son considerados moralmente como vicios. También se los vincula con la juventud. Perfil que queda muy ligado con el texto.

Valeria González


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